(*) Antes de considerar los desafíos que surgirán cuando decidamos abandonar la organización Watchtower, será bueno recapacitar en todas las ventajas que podemos esperar una vez que salgamos. Por supuesto, dos beneficios obvios serán que volveremos a definir la "verdad" y reclamaremos nuestro derecho a ser libres.
Finalmente somos libres de:
1. Poseer nuestra vida y realmente vivirla.
2. Disfrutar de horas, días, años recuperados.
3. Explorar, experimentar, descubrir.
4. Aprender cosas nuevas y emocionantes.
5. Viajar por el mundo.
6. Establecer nuestra propia agenda.
7. Conocernos a nosotros mismos.
8. Divertirnos en la forma que elijamos.
9. Experimentar alegría, contentamiento, paz.
10. Deleitarnos en la autodeterminación.
11. Deleitarnos en toda clase de expresión creativa.
12. Cultivar un amplio abanico de amigos interesantes.
13. Formar verdaderamente parte de este mundo grande y
amplio.
14. Hacer preguntas y desafiar las percepciones.
15. Utilizar nuestra curiosidad e intelecto.
15. Obtener una educación.
16. Celebrar la vida en un sinfín de maneras.
17. Elegir y decidir como mejor nos parezca.
18. Disfrutar de nuestra sexualidad como mejor nos parezca.
19. Tener la opción de dormir los fines de semana.
Finalmente estamos libres de:
1. Horario rígido e impuesto por la Watchtower en nuestra
vida.
2. Influencia indebida en muchas de nuestras elecciones.
3. Expectativas implacables y poco realistas.
4. Presión constante y estrés.
5. Amenazas de destrucción en el Armagedón.
6. Fechas imaginadas para el fin del mundo.
7. Tener que obligarnos para ir al servicio de campo.
8. Tener que estudiar el mismo material viejo una y otra
vez.
9. Tener que informar a alguien sobre cómo pasamos
nuestro tiempo.
10. Todas las reglas sobre lo que podemos leer, ver o
escuchar.
11. Todos los códigos de vestimenta y aseo.
12. Pasar nuestras vacaciones en sus asambleas.
13. Preguntarnos quién podrá estar mirando por encima de
nuestro hombro.
14. Ser informado a los ancianos por alguna falaz falsedad.
15. Que se espere de nosotros que informemos las malas
acciones de otros.
16. No poder participar en actividades comunitarias.
17. No poder participar en celebraciones culturales.
18. Disonancia cognitiva ajustándose a "nuevas
verdades".
19. Ser considerado un sirviente, una oveja, un publicador.
20. Seguir lo que el cuerpo gobernante decida.
21. Tener policía sexual en nuestros dormitorios.
22. Decir a nuestros hijos todas las cosas que no pueden
hacer.
23. Ver a nuestros hijos permanecer al margen en la escuela.
24. Tener que preocuparnos por negarnos a la sangre si la
necesitáramos.
25. Prohibiciones sobre el uso de Internet.
26. Prohibiciones sobre educarnos a nosotros mismos o a
nuestros hijos.
27. Elegir puestos de trabajo poco especializados para que
podamos servir mejor a Jehová.
28. Tener que buscar salones de reino cuando estamos de
vacaciones.
29. Tener a nuestros hijos asociados con pedófilos
protegidos.
30. Padecer el revoltijo de chismes de la congregación.
31. Asociarnos con la gente que nunca nos elegiría.
32. Fingir que los emperadores están usando ropa.
33. No saber o expresar quiénes somos realmente.
34. Sufrir afecciones psicosomáticas debido a tanta
represión.
35. Tener que justificar cómo gastamos nuestro tiempo o
dinero.
Estas listas son suficientemente adecuadas como para reafirmar nuestros instintos de salir o nuestra decisión de abandonar.
(*) Extraído del libro “Exiting the JW cult” (Bonnie Zieman)
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