Es posible que al vivir más
allá de JW nos surja la pregunta de "¿Qué debo hacer con mi vida?".
Estando dentro de la secta
era muy sencillo contestar esta cuestión. La respuesta era obvia: “Debo usar mi
vida para servir a Jehová”
En primer lugar, si nos
fijamos bien, la pregunta contiene el verbo “deber” y por lo tanto da por
sentado que la motivación para vivir parte del sentido del “deber”, y no del
“querer”.
¿Por qué decimos esto?
Pongamos el caso de una persona que sufra depresión grave. Nos podemos imaginar
que difícilmente se vaya a plantear su vida como un “deber”, sino más bien lo
hará como un “querer”, o “no querer” vivir. ¿No es así?
O si pensamos en el polo
opuesto, un joven lleno de alegría e ilusión. ¿Acaso se planteará él la vida
como un “deber”, o más bien como un “placer”, o sea, como un “querer”?
¿A dónde quiero llegar? Pues
a demostrar que la vida no está motivada por el “deber”, sino más bien por la “voluntad”.
Esta misma idea se halla muy
bien plasmada en el libro “La historia interminable”.
La historia interminable es una novela fantástica del escritor alemán Michael Ende. Es
un libro dentro de un libro, o una historia dentro de una historia. La mayor
parte de la historia se desarrolla en Fantasía, el reino de la imaginación.
Este reino corre serio peligro porque la Nada lo está destruyendo. El
protagonista, Bastian, entra en Fantasía y la salva en el momento en el que
acepta el siguiente cometido: "haz lo que quieras".
Esto no quiere decir que
Bastian pueda hacer lo que se le antoje, significa que debe seguir sus deseos
hasta que lo lleven a su Verdadera Voluntad. Esta es la búsqueda de
Bastian por Fantasía.
Según muestra la historia,
Bastian, un niño acomplejado y con una delicada situación familiar, recibe la
extraordinaria oportunidad de “hacer lo que quiera”. Ya no se trata del “deber”
de vivir, el deber de ir a la escuela y sufrir las burlas de sus compañeros, el
deber de vivir con un padre deprimido o el deber de vivir sin su difunta madre,
no. Se trata de que, a raíz de salvar Fantasía, él puede “hacer lo que quiera”,
debe seguir sus deseos hasta que lo lleven a su Verdadera Voluntad, que no es
lo mismo que hacer lo que se le antoje.
¿Qué aprendemos de esta
historia? Cuando vivimos como testigos de Jehová somos como Bastian antes de
salvar Fantasía, nos mueve más el sentido del deber que del querer. Si queremos
sobrevivir en un mundo gobernado por Satanás, “debemos” servir a Jehová. Es
verdad que al principio de bautizarnos primaba el sentido del “querer” agradar
y servir a Jehová, pero recordemos que en realidad fuimos hábilmente inducidos
a sentirnos así. Sin embargo, con el tiempo el sentido del “deber” se impuso, y
entonces empezamos a actuar sin voluntad propia.
Por lo tanto, la cuestión
que hay que formularse cuando vivimos más allá de JW.ORG ya no es “Qué debo
hacer con mi vida” sino, más bien, “Qué quiero hacer con mi vida”. ¿Estoy
preparado para “hacer lo que quiera”? ¿Seguiré mis deseos hasta que me lleven a
mi “Verdadera Voluntad”? Y, al igual que Bastian en Fantasía, el libre albedrío
que disfrutamos una vez fuera de la secta no nos da licencia a hacer lo que se
nos antoje. Toda acción conlleva una reacción.
¿Qué sucedió cuando Bastian
siguió sus deseos hasta que le llevaron a su Verdadera Voluntad? Pues que
descubrió por sí mismo la única razón por la que merece la pena vivir. ¿Cuál?
Como dice el propio Ende en numerosas ocasiones a lo largo de la novela: “Esa
es otra historia y debe ser contada en otra ocasión…".
Merece la pena leer el libro
para averiguarlo por uno mismo…
"Fantasía" nos aguarda más allá de JW...
"Fantasía" nos aguarda más allá de JW...
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