En España, y en muchos
países del mundo, existe el derecho a la libertad de expresión, el cual incluye
el derecho a manifestarse públicamente. Curiosamente, a los testigos de Jehová
se les enseña que no deben manifestarse públicamente a favor o en contra de
ninguna empresa o causa de este mundo gobernado por Satanás. Asimismo,
cualquier manifestación interna, individual o colectiva, en contra de la
Organización JW.ORG esta totalmente desaconsejada y podría conllevar serias
medidas disciplinarias por parte de los ancianos, como la expulsión de la “confesión”.
Por lo tanto, un "marco de circunstancias" en el que testigos de
Jehová bien trajeados y acicalados se manifiestan pacíficamente delante de un
salón del reino, o enfrente de una sede nacional, resulta impensable (ni siquiera las ilustraciones propagandísticas de la Atalaya lo sugieren).
El
adoctrinamiento lo impide y, además, las consecuencias "espirituales" (censura
pública, señalamiento, expulsión) que sufrirían los manifestantes serían
catastróficas, por mucha razón que llevaran.
No nos cabe ninguna duda de
que JW.ORG es un "culto-franquicia", una empresa multinacional
"sacralizada", es decir, con envoltorio de "única religión
verdadera". En realidad es la mayor editorial del mundo, y cuenta con millones de trabajadores voluntariamente explotados. El éxito
de su negocio se basa en que todos sus trabajadores "dan de buena gana" y sin "esperar nada a cambio". Además se consideran ellos
mismos "esclavos que no sirven para
nada" y "que hacen lo que
tienen que hacer". Pero, además, este voluntarioso proletariado ha
sido cuidadosamente programado para que nunca se revele, nunca se queje y, por
lo tanto, nunca se manifieste. Es tal el grado de adoctrinamiento, que pocas
veces se ve a testigos de Jehová expulsados manifestarse enfrente de un
salón del reino o una sede nacional. Aunque hay que reconocer que esto está
cambiando.
Por ejemplo, en septiembre
de 2002, la Organización “Silentlambs” organizó y participó en una
manifestación frente a la sede de los Testigos de Jehová en Brooklyn, Nueva
York.
Es interesante que, cuando
un testigo de Jehová es expulsado y se anuncia que “ya no es testigo de Jehová”, nada cambia en su “estado religioso”. En realidad esa persona nunca fue
un “testigo de Jehová”, pues no hay ningún documento oficial que lo acredite. Por
lo tanto, alguien que nunca fue oficialmente testigo no puede “ya no ser
testigo de Jehová”. La única oficialidad válida es la de los “testigos” que
presenciaron su bautismo pero, curiosamente, dichos testigos no son tenidos en
cuenta en el momento de la excomulgación. En definitiva, la expulsión es una
manera de anular a un testigo de Jehová para silenciarlo totalmente. Si siendo testigo su opinión valía poco, “ya no siéndolo” su opinión no vale nada, y hasta se
debe rechazar. Es una más de las tretas de la secta JW.ORG para eliminar
cualquier riesgo de “manifestación” interna.
Pues bien, algo que seguro que afectaría la
imagen de los Testigos de Jehová-Watchtower sería el que personas vestidas y arregladas como testigos de Jehová ejemplares, se plantaran delante de salones del reino, o mejor aún de sedes nacionales, y se manifestaran pacíficamente usando uno de los emblemáticos métodos de
la Organización, que son los carritos exhibidores. En dichos carritos se podrían portar copias de noticias de prensa recientes sobre abusos de menores, justicia paralela, etc. Si a eso se le añadiera la cobertura de algún periódico o cadena de
televisión, se lograría el fin deseado, que no sería otro que el que los medios dieran visibilidad a que
los propios testigos de Jehová se manifiestan a
favor de los Derechos Humanos, reclamando a JW.ORG su debido cumplimiento. Total, por mucho que la Organización
quisiera, no podría demostrar que los inconformistas no son "de
los suyos", es decir, que "ya no son testigos de Jehová".
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