DÍA DE LA MADRE - Una historia de TRUTH BE TOLD
TRANSCRIPCIÓN SUBTÍTULOS VÍDEO:
Soy Mariette y nací en Suiza. Mi abuela fue uno de los primeros testigos de Jehová en Suiza. En aquel entonces todavía se les llamaba "Estudiantes de la Biblia".
Ella vivió aquellos espectaculares profecías sobre fechas del fin de 1914, 1918, 1925, etc. Ella perteneció a los llamados ungidos, los 144,000 escogidos. Ella fue una figura muy importante y un ejemplo para mí en aquel momento, realmente la amaba. Ella nos enseñó a los nietos casi todos los días sobre la Biblia. Ella nos enseñó sobre lo que ella creía que era la verdad y se aseguró de transmitírnosla.
Tuve una infancia sin preocupaciones. Mis primeras dudas surgieron en la escuela, donde yo tenía mi mejor amiga. De repente me di cuenta de que yo pertenecía a los verdaderos seguidores de Dios, y mi amiga no. ¿Qué le sucedería cuando llegara el Armagedón? Tú esperas constantemente que el Armagedón llegue en cualquier momento. Esto me ponía muy triste y me hacía reflexionar profundamente sobre estas cuestiones. Estas preguntas realmente me acompañaron a lo largo de la vida. Siempre me alcanzaban, a pesar de que siempre las dejaba en el fondo al estar ocupada con la religión, el trabajo de predicación de puerta en puerta y adorar a Dios.
Entonces me casé, obviamente con un hombre testigo de Jehová. Me bautizé a los 16 años de edad. Estaba convencida de que estaba haciendo lo correcto. Yo estaba feliz de pertenecer al pueblo elegido de Dios. Esta fue la forma en que crié a mis hijas también. Realmente quería dar lo mejor de mí. Después de casarnos, mi esposo y yo nos mudamos a un territorio aislado de necesidad para comenzar una nueva congregación de Testigos de Jehová. Esta área era en su mayoría católica. Pensábamos que esta gente estaba engañada y que necesitaba las buenas nuevas del reino de Jehová. Que necesitaban tener la oportunidad de ser parte de la organización de Jehová. Esto forjó nuestra vida familiar y nuestras vidas enteras. Pero las dudas y preguntas nunca me habían dejado. ¿Por qué nosotros? Había tantas personas agradables en el mundo...
Finalmente decidimos, en contra de las sugerencias de nuestros líderes religiosos, dar a nuestros hijos la oportunidad de una educación superior. Fue con su admisión en el Gymnasium (Centro de Educación Superior en nuestra área en Suiza), cuando los problemas comenzaron. Nuestras niñas se enfrentaban ahora con una visión del mundo totalmente diferente, otras ideas, filosofía, diferentes imágenes de Dios. Trajeron estas ideas a casa. Tuvimos conversaciones series con nuestras hijas. No queríamos que rompieran con la religión. Fue un momento muy difícil. Pero, finalmente, nos quedamos sin argumentos. Tuvimos que admitir que hay algo más que blanco o negro, bien o mal. Y la verdad absoluta probablemente no será encontrada por ninguna persona. Esto provocó una reacción en cadena de los acontecimientos. Una de nuestras hijas fue la primera en salirse. La siguiente fue nuestra hija mayor. Entonces me uní a mis dos hijas en su decisión. Mi hija más joven nunca fue bautizada, así que a ella le fue más fácil salir. Mi marido siguió mi estela y se fue también. Él no tuvo casi tiempo para enfrentarse a todo. Eventualmente, en mi 59º cumpleaños, escribí una carta de desasociación a la congregación. Mi esposo quería una oportunidad para explicar a sus amigos de la congregación por qué él ya no apoyaba y creía en ella. Ya había renunciado a su antigua asignación como anciano hacía mucho tiempo. Sus intentos de explicarse fueron prohibidos y negados. Ni siquiera le dieron la oportunidad. En su lugar, le expulsaron sobre la base de su discurso. Yo me fui en mis propios términos, mi marido fue excomulgado. Después de eso nos consideraron sospechosos. De hecho, ya nos veían con sospecha antes de eso porque nuestras hijas estaban asistiendo a las reuniones en pantalones y estaban recibiendo educación superior. Así que ya estábamos marcados de manera negativa. Por lo tanto, cuando esto sucedió se consideró como una prueba de que habíamos elegido el camino del mundo perverso en lugar de la organización de Dios y su pueblo. Estábamos vilipendiados.
Después de que nos fuimos, experimenté un tiempo muy liberador de mi vida. Para mi marido, sin embargo, las cosas fueron más difíciles. No podía lidiar con las cosas. No podía lidiar con aquella nueva libertad. Esto lo llevó a suicidarse. Todavía vivíamos en la misma zona donde fundamos la congregación y donde teníamos muchos llamados amigos. Pero a medida que el suicidio de mi marido se hacía público, nos trataron como si para ellos estuviéramos todos muertos. Nadie se puso en contacto con nosotros. Nadie viene a vernos o a apoyarnos. No hubo condolencias. Tan solo silencio absoluto.
Ahora, cuando veo a los niños en el servicio de campo predicando puerta en puerta con sus padres, en primer lugar siento una gran tristeza. También siento rabia al ver a los niños siendo abusados para propósitos inapropiados para su edad. Y espero que algún día los ojos de estos niños se abran y vean lo que se les está haciendo.
Bueno, ¿qué más puedo decir?
Sí, estoy feliz de que mis nietos puedan celebrar cumpleaños. Puedan tener fiestas con sus amigos. Mis hijas incluso celebran la navidad. Todavía soy reservada en cuanto a la navidad, porque no puedo entrar en ese espíritu. Lo veo como una tradición y una manera de estar cerca con la familia, pero no tengo nada que ver con el aspecto religioso de la misma. En realidad tampoco mis hijas. Sí, cumpleaños, Navidad...
Y también estoy feliz de que mis nietos tengan todas las oportunidades para desarrollar sus talentos. Que puedan tener clases de baile y así sucesivamente.
Después de dejar la organización, comencé a cuestionar la forma en que había criado a mis hijos. Me di cuenta de que a menudo era demasiado estricta, porque quería aplicar las enseñanzas correctamente. Por lo tanto, esperaba cosas de mis hijos que ahora lamento. Me disculpé con mis hijos por esto, y me han mostrado una tremenda cantidad de comprensión. Ellos dijeron: "Mamá, sabemos que solo querías lo mejor para nosotros". Finalmente hice la paz con estos sentimientos de culpa y arrepentimiento. También siento culpa y responsabilidad hacia la gente que hube reclutado y convertido a esta religión, pero tengo que absolver eso. Y también tengo que perdonarme. Es un proceso que toma tiempo. He visitado seminarios y talleres de salida de cultos muy buenos. Estos me han ayudado bastante a hacer la paz con mi pasado. No tengo ningún resentimiento. Ahora sé que esta es una gran parte de mi vida que ha formado quién soy hoy. Estoy más tranquila y contenta con mi vida ahora y espero muchas nuevas experiencias y viajes mientras viva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario