viernes, 9 de junio de 2017

Credenciales y causa (Raymond Franz)

  
     
     Considere, por ejemplo, esto que apareció en La Atalaya del 15 de agosto de 1981 (páginas 28, 29) y que, en millones de ejemplares en diversas lenguas, circuló por todo el mundo:
     De vez en cuando, se han levantado de entre las filas del pueblo de Jehová algunos que, como el Satanás original, han adoptado una actitud de independencia y criticona. No quieren servir "hombro a hombro" con la hermandad mundial. (Compare con Efesios 2:19-22.) Más bien, presentan un "hombro terco" a las palabras de Jehová. (Zacarías 7:11, 12) Por medio de denigrar el modelo del "lenguaje puro" que Jehová bondadosamente ha enseñado a su pueblo durante el pasado siglo, estos altaneros tratan de desviar a las "ovejas" del un solo "rebaño" internacional que Jesús ha reunido en la Tierra. (Juan 10:7-10, 16) Tratan de sembrar dudas y de separar de la abundante "mesa" de alimento espiritual servida en los Salones del Reino de los Testigos de Jehová, donde en verdad `nada falta,' a algunos que nada sospechan. (Salmos 23:1-6) Dicen que basta con leer la Biblia exclusivamente, ya sea a solas o en grupos pequeños en el hogar. Pero, lo extraño es, que mediante tal `lectura de la Biblia,' han vuelto directamente a las doctrinas de apostasía que estaban enseñando los comentarios del clero de la cristiandad hace 100 años, ¡y algunos hasta han vuelto a celebrar las fiestas de la cristiandad, tales como las saturnales romanas del 25 de diciembre! Jesús y sus apóstoles advirtieron en contra de tales desaforados.--Mateo 24:11-13; Hechos 20:28-30; 2 Pedro 2:1, 22.

     Así, en un único párrafo, se describe a las personas como semejante a Satanás, independientes, criticones, tercos, denigradores, altaneros, apóstatas y desaforados. ¿Qué es lo que realmente han hecho para hacerse acreedores de todos esos calificativos? Entre los "errores" mencionados está el discrepar (de alguna manera que no se menciona) de algunas de las enseñanzas no especificadas de la organización. También el sostener que es suficiente con la Palabra inspirada de Dios y que no son esenciales grandes reuniones en un edificio.
     ¿Podrían esas cosas por sí mismas colocar a una persona en una categoría similar a Satanás tal como se afirma? Nada se dice que indique lo contrario e, increíble como parezca, en la mente de muchos Testigos entre los que hay que incluir a ancianos y superintendentes viajeros, eso ha sido considerado como razón suficiente para catalogarlos de esa manera y darles el trato acorde con esa consideración.

     

     Compare ese envoltorio de condena con el asunto de los artículos de la revista ¡Despertad! del 22 de junio de 2000. Advierten que "las generalizaciones tienden a oscurecer hechos importantes en los temas que se tratan y se suelen utilizar para degradar a grupos enteros de personas". En la página 6 hay un párrafo que dice:


                               Las descalificaciones

     Hay quienes denigran a sus adversarios ideológicos; para ello suscitan dudas sobre su reputación o sus motivos en vez de atenerse a la realidad. De este modo le colocan a la persona, agrupación o idea una etiqueta negativa y fácil de recordar. Los que recurren a las descalificaciones esperan que éstas tengan aceptación. La estrategia funciona si logra que el público rechace a ciertos ciudadanos o conceptos por la simple etiqueta, sin evaluar los hechos por sí mismos.


     Volvamos a leer el comentario de La Atalaya en la página anterior y hagamos la comparación con lo expresado en este párrafo. El empeño del artículo de la revista ¡Despertad! es defender a los Testigos de Jehová de ser catalogados con etiquetas como "secta". Naturalmente es tanto o más degradante la etiqueta de "apóstata". Aún así los Testigos esperan que se le aplique a cualquier miembro que pueda estar en desacuerdo con las posiciones tomadas por sus líderes. La práctica de "medir a todos por el mismo rasero" no es justa y, por tanto, tampoco cristiana. Los motivos que llevan a la gente a separarse de la organización de los Testigos son muchos y muy variados. Y el número de los que se van cada año es significativo.

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