Considere, por ejemplo, esto que apareció en La Atalaya del 15 de agosto de 1981 (páginas 28, 29) y que, en millones de ejemplares en diversas lenguas, circuló por todo el mundo:
Así, en un único párrafo, se
describe a las personas como semejante a Satanás, independientes, criticones,
tercos, denigradores, altaneros, apóstatas y desaforados. ¿Qué es lo que
realmente han hecho para hacerse acreedores de todos esos calificativos? Entre
los "errores" mencionados está el discrepar (de alguna manera que no
se menciona) de algunas de las enseñanzas no especificadas de la organización. También
el sostener que es suficiente con la Palabra inspirada de Dios y que no son
esenciales grandes reuniones en un edificio.
¿Podrían esas cosas por sí mismas
colocar a una persona en una categoría similar a Satanás tal como se afirma?
Nada se dice que indique lo contrario e, increíble como parezca, en la mente de
muchos Testigos entre los que hay que incluir a ancianos y superintendentes viajeros,
eso ha sido considerado como razón suficiente para catalogarlos de esa manera y
darles el trato acorde con esa consideración.
Compare ese envoltorio de condena
con el asunto de los artículos de la revista ¡Despertad! del 22 de junio de
2000. Advierten que "las generalizaciones tienden a oscurecer hechos
importantes en los temas que se tratan y se suelen utilizar para degradar a
grupos enteros de personas". En la página 6 hay un párrafo que dice:
Las
descalificaciones
Volvamos a leer el comentario de La
Atalaya en la página anterior y hagamos la comparación con lo expresado en este
párrafo. El empeño del artículo de la revista ¡Despertad! es defender a los Testigos
de Jehová de ser catalogados con etiquetas como "secta". Naturalmente
es tanto o más degradante la etiqueta de "apóstata". Aún así los
Testigos esperan que se le aplique a cualquier miembro que pueda estar en
desacuerdo con las posiciones tomadas por sus líderes. La práctica de
"medir a todos por el mismo rasero" no es justa y, por tanto, tampoco
cristiana. Los motivos que llevan a la gente a separarse de la organización de
los Testigos son muchos y muy variados. Y el número de los que se van cada año
es significativo.
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