Transcripción de "El sendero de
Warren Sánchez" (Salmos sectarios) – Les Luthiers
Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=vjh3uMYvzQQ |
Coro:
Prepárate hermano, pronto Warren vendrá
y con él volverá, volverá la esperanza
con él volverá, volverá la esperanza, volverá.
Marcos Mundstock: Queridos hermanos, hoy vamos a comenzar nuestra reunión con un versículo del libro "Warren tiene todas las respuestas", y que ustedes pueden adquirir en el puesto instalado en el hall del teatro, y que dice así: Versículo… "Lix"... "Lix", está en números romanos. Dice así, "Cierta vez Warren, mientras caminaba con alguno de sus seguidores encontró a un hombre joven dispuesto a quitarse la vida tendido sobre las vías del ferrocarril. Y habiéndole preguntado Warren "Desdichado, ¿qué haces ahí?", el joven contestole llorando "Mi novia me ha dejado". Y Warren díjole: "La verdad es que podía haberte dejado en otra parte…". Luego, “levantolo”, “aconsejolo”, “consololo”, y “estimulolo”: "¡Vaaamos, Lolo!".
Pero hermanos, esto mismo lo
veremos mucho más claro todavía a través del siguiente testimonio:
Carlos Núñez Cortés: ¡Yo era un infeliz! Vivía amargado, vivía sufriendo. No duraba en ningún empleo. Tenía seborrea. Mi pobre mujer vivía quejándose, mis hijos me reclamaban más atención. Hasta que un día, un amigo, me prestó el disco de Warren Sánchez "Buscando el sendero"...
Marcos Mundstock: Que ustedes pueden adquirir en el puesto instalado en el hall del teatro.
Carlos Núñez Cortés: Y desde ese día mi vida cambió: ¡dejé de sufrir, dejé de amargarme, deje de trabajar...! ¡dejé a mi mujer, dejé a mis hijos...!
Marcos Mundstock: Bueno, no, no, no, ¡ya está bien, hermano! Muchas gracias por tu valiente testimonio. Hermanos, esto que acabamos de escuchar, no solamente es verídico, sino que además es cierto. Porque, no nos engañemos, hermanos, es muy fácil obrar mal y luego arrepentirse; lo difícil es arrepentirse primero y luego obrar mal. Muchos hermanos vienen y me dicen: "Hermano, yo trato de arrepentirme, pero por más que trato no logro arrepentirme". Entonces yo les digo: "Únete a Warren, y tarde o temprano te arrepentirás". Hermanos, tenemos que iniciar una nueva vida. Y si quieres lograr una paz más profunda, acércate a Warren. Lograrás una humildad que te llenará de orgullo y soberbia. Llegarás a ser tan creyente, que no lo podrás creer. Sálvese mejor con Warren, salvación garantizada. Si se muere y no se salva, le devolvemos su dinero.
Coro:
Únase a nosotros, con Warren.
Hay un centro Warren cerca de su hogar.
Marcos Mundstock: Lo que pasa hermano, es que vivimos demasiado preocupados, vivimos "oc-sesionados" por las cosas materiales, y nos olvidamos lo más importante, nos olvidamos el alma, el espíritu. Sí, hermanos, debemos recurrir más a menudo a la oración; muchas veces los hermanos me preguntan: "Pero hermano, ¿qué es la oración?".
¡¿Qué es la oración...?! (Nadie responde)
Entonces yo les voy a
responder, hermanos. La oración básicamente tiene ruego y plegaria, pero la
oración tiene súplica y fervor, pero la oración tiene, eh, sujeto y predicado.
Y ¿por qué digo esto? Porque yo nunca me he sentido mejor sujeto que cuando he
predicado. Pero tampoco debemos olvidarnos de la contemplación.
Debemos
acostumbrarnos a contemplar, a “oc-serbar”, cada uno de los pequeños milagros
que nos rodean. Por ejemplo pongamos por caso las hormiguitas, sí, las
laboriosas hormiguitas mientras transportan incansablemente hojitas, tallitos,
semillas, tal vez el pétalo de una flor, de tu propio jardín.... Dime la verdad,
hermano, ¿te has detenido a pensar alguna vez que esa hormiguita es un ser
viviente? Un ser irracional, pero viviente, hermano... ¡Esa hormiguita está
viva! Hay que matarla…
Pero sin duda hermano la
virtud más importante del espíritu es el amor al prójimo.
Coro:
Dinos tus deseos
y entre todos te ayudaremos
Carlos Núñez Cortés: ¡Quiero paz!
Coro:
Si te unes a nosotros
todos juntos haremos la paz
Carlos Núñez Cortés: ¡Quiero el bien!
Si te unes a nosotros
todos juntos haremos la paz
Carlos Núñez Cortés: ¡Quiero el bien!
Coro:
Si te unes a nosotros
todos juntos haremos el bien.
Carlos Núñez Cortés: ¡Quiero amor!
Si te unes a nosotros
todos juntos haremos el bien.
Carlos Núñez Cortés: ¡Quiero amor!
Coro:
Si te unes a nosotros
todos juntos haremos el… amor.
Marcos Mundstock: No, no, no, no. ¿Pero qué es esto, hermanos? Qué barbaridad. ¿Por qué no invitan? Eh... no, digo, ¿por qué no "evitan" estos malentendidos? Lo que pasa hermanos es que vivimos “ac-surdamente”, “oc-sesionados”, “oc-nubilados”... “deprimid-oc”.
Si te unes a nosotros
todos juntos haremos el… amor.
Marcos Mundstock: No, no, no, no. ¿Pero qué es esto, hermanos? Qué barbaridad. ¿Por qué no invitan? Eh... no, digo, ¿por qué no "evitan" estos malentendidos? Lo que pasa hermanos es que vivimos “ac-surdamente”, “oc-sesionados”, “oc-nubilados”... “deprimid-oc”.
Pero por suerte tenemos el
libro "Warren tiene todas las respuestas", que ustedes pueden
adquirir en el puesto instalado en el hall del teatro, otro de cuyos versículos
dice: "Habiéndosele presentado un
pobre hombre presa de la confusión, y habiéndole preguntado a Warren:
"Hermano, ¿cuál es el verdadero sentido de la vida?", Warren
respondióle: "¿El sentido de la vida? Te lo diré en tres palabras: YO QUÉ
SÉ".
¿Qué nos quiso decir Warren
con esto? Cuando le preguntan por el sentido de la vida Warren responde "Yo qué sé". Analicemos la
frase. La palabra "yo", ego, parece indicar egoísmo, egolatría,
soberbia. Lo que pasa es que aquí Warren la utiliza por oposición, para
indicarnos justamente lo contrario, o sea, la humildad. O sea, que queda bien
en claro que aquí, cuando Warren dice "yo" está diciendo
"humildad". Pero Warren dice algo más, Warren dice "Yo que
sé", o sea, "yo que sí sé". En resumen hermanos, Warren conoce
el sentido de la vida pero, ¡por humildad no lo quiere decir!
Y todo esto hermanos, ¿para
qué sirve? Esto sirve para defendernos de las asechanzas del demonio.
(Se apagan las luces y suena el cascarudo)
Marcos Mundstock: Sí hermanos, hablemos por ejemplo de los juegos de azar, una de las trampas predilectas del maligno para perdernos. Claro hermanos, si ya sabemos que ni la ruleta, ni los dados, ni las carreras, ni el bingo, ni nada de eso nos va a salvar. Entonces yo les digo: basta con eso hermanos, basta de derrochar el dinero, basta de apostar a falsas esperanzas. Con ese dinero, vayan al puesto instalado en el hall del teatro y compren un billete de la "lotería mensual de Warren".
Coro:
Hagan economía, ahorren
con la lotería de Warren
Sánchez,
Marcos Mundstock: Entonces yo les digo, sobretodo a aquellos que no creen en la posesión diabólica, les digo: Escuchen esto y se convencerán:
Carlos Núñez Cortés: ¡Yo era un infeliz!
Marcos Mundstock: No, no. El otro.
Carlos Núñez Cortés: ¡Yo era otro infeliz! Una mañana desperté angustiado, con una terrible opresión. Como si algo extraño se revolviera dentro de mi organismo y me quemara las entrañas.
Marcos Mundstock: ¡Estaba poseído!
Carlos Núñez Cortés: No, no, es que había comido mucho.
Marcos Mundstock: No hermano, está bien, es lo que yo digo, habías sucumbido inicuamente a la gula.
Carlos Núñez Cortés: Y además había comido mucho. Lo que pasa es que en aquel entonces yo sólo pensaba en comer, comer y comer. Lo único que me hacia olvidar por un instante las ganas de comer, era comer. Llegué a pesar 1.600 kilos. ¡Hasta que un día, un amigo me prestó el libro de Warren Sánchez ¡"Las cien recetas místicas para adelgazar"!
Marcos Mundstock: Que ustedes pueden adquirir en el puesto instalado en el hall del teatro. Hermano, cuéntales a todos cómo te fue con el libro.
Carlos Núñez Cortés: Me lo comí.
Marcos Mundstock: Bueno. No, no, lo que pasa hermanos es que la gula no es la única de las asechanzas del demonio.
(Vuelven a apagarse las luces y suena otra vez el cascarudo)
Marcos Mundstock: Por ejemplo el sexo, ¿qué me dicen del sexo?
Coro: ¡Yeah!
Marcos Mundstock: Hay muchos que se creen muy vivos, porque se la pasan de aventura en aventura, fornicando sin ton ni son, a tontas y a locas.
Daniel Rabinovich: ¡Ya... esas son las más fáciles!
Marcos Mundstock: Lujuria, concupiscencia...
Jorge Maronna: ¿Con quién?
Marcos Mundstock: ¡Lascivia!
Carlos Núñez Cortés: Mm, con la Silvia, jeje.
Marcos Mundstock: Cuidado hermano, porque una mujer sensual y voluptuosa que nos hace perder la cabeza, no es otra cosa que Mefistófeles disfrazado.
Carlos Núñez Cortés: Un travesti
Marcos Mundstock: Pero hermanos, por un momento olvidémonos del sexo...
Coro: No, no, no...
Daniel Rabinovich: No, dijo por un momento, después sigue.
Marcos Mundstock: Y siguiendo con las asechanzas del demonio, no podemos...
(Vuelve a sonar el cascarudo)
Marcos Mundstock: Muy bonito ese diablito, hermano, pero ya estuvo muy bien, muchas gracias. Decía, siguiendo con las asechanzas del... (Se apagan las luces para dar paso una vez más al cascarudo)... de... Belcebú...
Daniel Rabinovich: ¿De quién?
Marcos Mundstock: Belcebú... Belcebú, Lucifer, Luzbel, Mefistófeles, Satanás...
Daniel Rabinovich: ¿Bochini no juega?
Marcos Mundstock: No podemos dejar de mencionar, decía, para terminar, el flagelo de las drogas. Yo pregunto, yo pregunto ¡Y quiero que alguien me responda!
Carlos Núñez Cortés: ¡Yo era un infeliz!
Marcos Mundstock: ¡No...! Y quiero que alguien me responda: ¿Quién es el degenerado, capaz de venderle drogas a los jóvenes? ¿Y dónde se las vende?
Coro: ¡En el puesto instalado en el hall del teatro!
(Se apagan las luces y suena el cascarudo)
Marcos Mundstock: Sí hermanos, hablemos por ejemplo de los juegos de azar, una de las trampas predilectas del maligno para perdernos. Claro hermanos, si ya sabemos que ni la ruleta, ni los dados, ni las carreras, ni el bingo, ni nada de eso nos va a salvar. Entonces yo les digo: basta con eso hermanos, basta de derrochar el dinero, basta de apostar a falsas esperanzas. Con ese dinero, vayan al puesto instalado en el hall del teatro y compren un billete de la "lotería mensual de Warren".
Coro:
Hagan economía, ahorren
con la lotería de Warren
Sánchez,
Marcos Mundstock: Entonces yo les digo, sobretodo a aquellos que no creen en la posesión diabólica, les digo: Escuchen esto y se convencerán:
Carlos Núñez Cortés: ¡Yo era un infeliz!
Marcos Mundstock: No, no. El otro.
Carlos Núñez Cortés: ¡Yo era otro infeliz! Una mañana desperté angustiado, con una terrible opresión. Como si algo extraño se revolviera dentro de mi organismo y me quemara las entrañas.
Marcos Mundstock: ¡Estaba poseído!
Carlos Núñez Cortés: No, no, es que había comido mucho.
Marcos Mundstock: No hermano, está bien, es lo que yo digo, habías sucumbido inicuamente a la gula.
Carlos Núñez Cortés: Y además había comido mucho. Lo que pasa es que en aquel entonces yo sólo pensaba en comer, comer y comer. Lo único que me hacia olvidar por un instante las ganas de comer, era comer. Llegué a pesar 1.600 kilos. ¡Hasta que un día, un amigo me prestó el libro de Warren Sánchez ¡"Las cien recetas místicas para adelgazar"!
Marcos Mundstock: Que ustedes pueden adquirir en el puesto instalado en el hall del teatro. Hermano, cuéntales a todos cómo te fue con el libro.
Carlos Núñez Cortés: Me lo comí.
Marcos Mundstock: Bueno. No, no, lo que pasa hermanos es que la gula no es la única de las asechanzas del demonio.
(Vuelven a apagarse las luces y suena otra vez el cascarudo)
Marcos Mundstock: Por ejemplo el sexo, ¿qué me dicen del sexo?
Coro: ¡Yeah!
Marcos Mundstock: Hay muchos que se creen muy vivos, porque se la pasan de aventura en aventura, fornicando sin ton ni son, a tontas y a locas.
Daniel Rabinovich: ¡Ya... esas son las más fáciles!
Marcos Mundstock: Lujuria, concupiscencia...
Jorge Maronna: ¿Con quién?
Marcos Mundstock: ¡Lascivia!
Carlos Núñez Cortés: Mm, con la Silvia, jeje.
Marcos Mundstock: Cuidado hermano, porque una mujer sensual y voluptuosa que nos hace perder la cabeza, no es otra cosa que Mefistófeles disfrazado.
Carlos Núñez Cortés: Un travesti
Marcos Mundstock: Pero hermanos, por un momento olvidémonos del sexo...
Coro: No, no, no...
Daniel Rabinovich: No, dijo por un momento, después sigue.
Marcos Mundstock: Y siguiendo con las asechanzas del demonio, no podemos...
(Vuelve a sonar el cascarudo)
Marcos Mundstock: Muy bonito ese diablito, hermano, pero ya estuvo muy bien, muchas gracias. Decía, siguiendo con las asechanzas del... (Se apagan las luces para dar paso una vez más al cascarudo)... de... Belcebú...
Daniel Rabinovich: ¿De quién?
Marcos Mundstock: Belcebú... Belcebú, Lucifer, Luzbel, Mefistófeles, Satanás...
Daniel Rabinovich: ¿Bochini no juega?
Marcos Mundstock: No podemos dejar de mencionar, decía, para terminar, el flagelo de las drogas. Yo pregunto, yo pregunto ¡Y quiero que alguien me responda!
Carlos Núñez Cortés: ¡Yo era un infeliz!
Marcos Mundstock: ¡No...! Y quiero que alguien me responda: ¿Quién es el degenerado, capaz de venderle drogas a los jóvenes? ¿Y dónde se las vende?
Coro: ¡En el puesto instalado en el hall del teatro!
Marcos Mundstock: Y claro, nunca faltan los débiles que dicen: "no, yo sólo quiero probar". Y prueban esto, prueban aquello, prueban lo de más allá... Aprendan de Warren… ¡que nunca le han podido probar nada!
Pero ahora, alegrémonos
hermanos, porque Warren Sánchez pronto estará aquí.
Coro:
Prepárate hermano,
pronto Warren vendrá...
Marcos Mundstock: Y si no ha venido todavía es porque hay algo que lo retiene en Miami, y ese algo es el FBI
Coro:
Pronto Warren vendrá, y con él volverá
volverá la esperanza, la esperanza.
Su mensaje es de paz, de fe y libertad,
Coro:
Prepárate hermano,
pronto Warren vendrá...
Marcos Mundstock: Y si no ha venido todavía es porque hay algo que lo retiene en Miami, y ese algo es el FBI
Coro:
Pronto Warren vendrá, y con él volverá
volverá la esperanza, la esperanza.
Su mensaje es de paz, de fe y libertad,
libertad, bajo fianza...
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