Salir de una secta - La desprogramación I
De la misma manera que no se entra en
una secta de carácter coercitivo, tampoco se sale de ella. Los que abandonan
tienen que romper precisamente con la programación. Librarse de esas ideas
exige un tiempo. Hay que conocer el grado de fanatismo que se ha padecido,
reconocerlo en uno mismo y recuperar su personalidad original. De lo que se
sale no es de la secta, sino de un estado mental o psicológico que aquella
indujo. Generalmente hace falta un apoyo exterior para poder sacar al adepto de
la mentalidad que ha adquirido. En ocasiones este proceso lo vive uno por sí
mismo. La programación se puede desactivar cuando observan ciertos abusos que
no encajan con el programa que ha sido inculcado.
Suele
ocurrir con antiguos miembros que no han actualizado los ajustes del lavado de
cerebro. Observan que cuando quieren explicar su punto de vista otros
compañeros no le entienden, porque a estos se les ha adiestrado en consonancia
con los nuevos acontecimientos. Lo que ocurre en estas ocasiones es que, si se
deja la secta pero se mantiene la programación, se crean escisiones o se hacen
otros grupos de las mismas características, sólo que con otra interpretación de
la doctrina madre.
Puede
suceder que los comentarios hechos desde fuera, si se hacen con tacto, dejen
huella y se recapacite sobre ellos. Sucede algo parecido a lo que son los virus
informáticos. En el caso de las sectas estropean el programa del cerebro de un
adepto.
La desprogramación consiste en desactivar el fanatismo en un breve período
de tiempo. En cualquier caso supone un golpe emocional para el sectario. Se
sufre mucho. Se siente tal desesperanza, tal vacío que se piensa en el suicidio
como única salida.
Plantearse
la posibilidad de dejar una organización de fanáticos no es fácil, además de
las presiones de los compañeros, muchas veces con chantajes afectivos, uno debe
superar su dependencia a ser como le han hecho ser. Desde luego nada tiene que
ver con apuntarse a un club de fútbol y dejarlo, o cambiar la cuenta corriente
de un banco a otro, o dejar la militancia en un partido político.
En una secta
no se cambia la opinión sino la personalidad. Se va a ella con alegría o con
problemas pero se abandona con angustia o incertidumbre. El adepto debe
reconstruirse como persona. Necesita un apoyo externo que le acoja. También
necesita que alguien le entienda. Él mismo debe comprender lo que le ha
ocurrido y superar el sentimiento de culpa. Al salir del entorno de la
organización ve que debe encontrarse con la realidad. Se requiere un período de
adaptación. Al no funcionar el programa mental, porque se desactiva, se ve el
mundo de otra manera.
En el
boletín n° 28 de IAS-Projuventud, Jan Carol Ross escribe unos versos, en el
poema «Amanecer postsectario », que son significativos por cuanto retratan la
sensación que se tiene al dejar una secta:
¿Dónde he estado?
¿En un
sueño?
¿En un
delirio?
Lo básico
para dejar una actitud fanática es dudar. Pensar por uno mismo sobre los
contenidos que una creencia ofrece. Precisamente es lo que la técnica de una
secta hace que se evite. Por eso discutir con un adepto fortalece su
empecinamiento y le afianza en seguir en sus trece. En un enfrentamiento se
atrinchera. Dialogar y dudar junto a él le puede llevar a plantearse ciertas
cuestiones y no seguir los criterios del líder a ciegas. Sucede que si desde
fuera se actúa como la secta y no se siguen las expectativas que ésta crea, en
cuanto que va a ser rechazado o incomprendido, el efecto de la programación no
se afianza.
Cuando se
participa de lleno en un secta cualquier criterio crítico se vive como
debilidad. El adepto sufre cuando piensa sobre posibles errores o falsedades.
Se siente culpable y se castiga. Alejarse de su ambiente sectario supone dejar
lo que hasta entonces le ha dado la felicidad y la paz interior. Tampoco se
sabe lo que se va a encontrar fuera después de haber estado desplazado mucho
tiempo. Aún estando convencido un exadepto de que donde ha militado es una
secta destructiva, durante unos años, queda un resquicio de desasosiego.
Las sectas al descubierto by Ramiro Pinto is licensed under a Creative
Commons Reconocimiento-Sin obras derivadas 3.0 España License. Permissions
beyond the scope of this license may be available at www.ramiropinto.es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario