domingo, 17 de diciembre de 2017

Abandonar el engaño ¿por qué cuesta tanto? Parte II

Continúa de la parte I




Otros factores que dificultan abandonar el engaño:


  • Figuras de autoridad
  • Presión de los pares y falta de información
  • Agotamiento y confusión


Figuras de autoridad

Otro factor de influencia es que nos han criado para respetar a las figuras de autoridad, los líderes, la gente que nos dará respuestas. Cuando somos pequeños, durante la etapa escolar, se nos dice que hay respuestas y autoridades. Se supone que debemos escuchar las respuestas y respetar a los que "saben más".
De modo que, cuando nos piden que no cuestionemos a la secta, la base lógica para hacer lo que nos dicen es que hacer otra cosa sería una falta de respeto hacia el líder, que lo sabe todo. El líder sabe más, tiene la respuesta omnisciente. Las preguntas y dudas de uno son desalentadas. 

Para reforzar esa base lógica para la obediencia, cada grupo suele tener alguna clase de modelo de castigo para los transgresores. En particular, cuando uno cuestiona, puede ser que los otros lo hagan quedar como ridículo y lo llamen renegado, espía, agente, no creyente o Satán, o los términos desdeñosos que emplea cada grupo específico. Siempre existe un lenguaje interno con términos para ridiculizar y denigrar. De alguna manera, a uno se lo hace sentir mal por dudar o cuestionar. Uno es convencido por la lógica cerrada del grupo y por la presión de los pares de que cuestionar significa que no se cree lo suficiente. De modo que uno deja de hacerlo.

Finalmente, los seres humanos hacen lo que sea necesario para sobrevivir en un ambiente determinado. Cuando se es miembro de una secta, buena parte del ambiente y muchas de las elecciones de vida son controladas: los recursos económicos, el acceso a la información, el trabajo que uno puede hacer, el tiempo libre, el círculo social, a veces hasta la vida sexual Uno se adapta y aprende a funcionar y sobrevivir para seguir como integrante del grupo. Es más fácil adecuarse, seguir adelante con la corriente y tratar de ser un buen creyente y un buen seguidor que resistir.

Presión de los pares y falta de información

La presión de los pares es un factor crítico para mantener a la gente en las sectas. Algunos ex miembros me han dicho: "En mi grupo teníamos médicos, abogados, trabajadores sociales, personas con toda clase de títulos avanzados, gente inteligente. Yo miraba a mi alrededor y pensaba: 'Bueno, Joe sigue haciéndolo. Mary sigue haciéndolo. Debo ser yo, debo ser yo. No lo termino de entender. Hay algo que no anda bien en mí, sólo debo esforzarme más' ".

Los miembros de sectas se sienten así porque nadie dice nada, porque nadie puede hablar. El que lo hace se siente solo, aislado, contaminado, errado. De manera directa o indirecta, todos los miembros del grupo alientan activamente a los otros a comportarse de ciertas maneras. Dado que somos animales sociales, es difícil resistir tales presiones.
Además, la deshonestidad del grupo acerca de muchas cosas impide a los miembros saber qué sucede realmente. 

No sólo se los mantiene alejados de las fuentes de información externa, sino que también se les dicen mentiras y tergiversaciones sobre la secta, el líder y las actividades del grupo. La importancia o la influencia de las acciones del grupo se hace más grande de lo que es en realidad, se aumenta la reputación del líder, si no se la inventa; a menudo se exagera el número de miembros o seguidores para que el grupo parezca más grande y más popular; y se distorsionan los acontecimientos del mundo, del mismo modo que las actitudes del mundo exterior hacia el grupo. Todos esos mitos sobre la secta y la sociedad en general suelen ser perpetuados no sólo por el líder, sino también por su círculo interior de liderazgo. La resultante falta de conocimiento entre la mayoría de los miembros ayuda a impedirles realizar una evaluación real de la situación en que se encuentran.

Agotamiento y confusión

El agotamiento y la confusión aumentan la incapacidad de los miembros para actuar. En la mayoría de los grupos, a los miembros se los hace trabajar mañana, tarde y noche. No sorprende que se agoten y no puedan pensar correctamente. Después de varios años de jornadas laborales de dieciséis a veinte horas, siete días a la semana, sin vacaciones ni tiempo libre, ni diversiones, ni pasatiempos y sin una verdadera relación íntima con el cónyuge, se vive en un mundo brumoso. Algunos ex miembros describen la sensación de tener un velo sobre los ojos, como si no estuvieran en contacto con el mundo físico. Funcionaban de memoria. Alguna gente tiende a reírse y decir: "Oh, los miembros de la secta tal y tal tienen ojos vidriosos". Bien, de hecho, es así. Y ese efecto lo causa en parte el agotamiento que experimenta la persona.

Cuando no se puede pensar, cuando uno siente que apenas sobrevive cada día, todo lo que desea es terminar ese día sin ser agredido de la manera en que se produce la agresión en el grupo: trabajo repetitivo y carente de sentido; crítica o exorbitantes cuotas en la recaudación de fondos; o abuso sexual u otros actos de violencia.

Uno sigue y sigue y sigue. Se siente increíblemente confundido, pero no conoce el modo de encarar esa confusión.

Se pueden haber hecho preguntas al comienzo, pero, una vez que se establece el ritmo, ni siquiera hay tiempo para pensar cuáles eran esas preguntas o cuáles podrían ser ahora. Todo lo que se desea es concluir el día y tal vez dormir un poco. Y uno espera sobrevivir.

Continua...

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